PAÍS: ITALIA
AÑO: 1963
DIRECTOR: BRUNELLO RONDI /
GUIÓN: BRUNELLO RONDI, UGO GUERRA Y LUCIANO MARTINO, SEGÚN UN ARGUMENTO DE B. RONDI /
FOTOGRAFÍA: CARLO BELLERO /
MÚSICA: PIERO PICCIONI /
MONTAJE: MARIO SERANDREI /
REPARTO:
DALIAH LAVI
FRANK WOLFF
ANNA MARÍA AVETA
TIZIANA CASETTI
DARIO DOLCI
SINOPSIS
Una joven mujer es martirizada por un pueblo montañoso de la Italia profunda, todos los habitantes la toman por una bruja.
CRÍTICA
En ocasiones el cinéfilo de pro pierde de vista la grandeza del séptimo arte soterrada entre las grandes superproducciones, el cine de consumo fácil, las comedias tontas, acción desenfrenada, largometrajes diseñados para las masas que llenen las salas. Por eso el olfato del cine verdadero, de las historias simples desarrolladas con el alma de los que solo quieren demostrar la materia y el verdadero poderío para emocionar, porque el verdadero arte es aquel desnudo de adornos conceptuales donde solo sobresale el cerebro humano.
De Italia conocemos el horror gracias a los giallos de Dario Argento, los zombies de Fulzi, la explotación de gente como Mattei, Deodato. El terror truculento del tipo Demons de Lamberto Bava o Antropophagus de Joe D’Amato, las que, quizá, son lo más conocido en nuestros cines, dejando a un lado clásicos merecidos como La máscara del demonio de Mario Bava o I vampiri de Freda.
Por lo tanto este extraño e ignoto film pudo haber pasado un tanto desapercibido en su estreno allá por el año 1963 (en España su estreno tuvo lugar en 1969). Hoy es una rareza a reivindicar realizada por BRUNELLO RONDI guionista de la DOLCE VITA o director de alguna que otra explotación como la prisión de mujeres (1974).
Tratándose de un echo real y apoyada en la tremenda interpretación de la actriz israelí DALIAH LAVI, que protagonizara CASINO ROYALE (1967) y un también convincente FRANK WOLF segundario por ejemplo en el clásico hasta que llegó su hora (1968).
El tratamiento es documental ofreciendo un realismo exasperante, un blanco y negro elegante que se entremezcla en los desolados parajes montañosos de ese pueblo perdido. Eso hace que cuando contemplamos lo irreal sea de una forma muy contundente. Todo el halo fantástico está alrededor y penetra en la realidad en contadas ocasiones, así que la forma de tratarlo lo entroncaría con el realismo mágico, pues los habitantes del pueblo viven dentro de la magia, con sus supersticiones, tradiciones y su catolicismo fanático y arcaico, siguiendo costumbres que les exigen dolor físico para purgar los pecados, cargando rocas o siendo golpeados con varas, utilizan hechizos para espantar las nubes de lluvia, o para ahuyentar a las brujas del aire quemando ramas de viejos árboles. Ritos paganos unidos a los ritos católicos, la brujería unida a la iglesia.
Los lugareños, represores con todo lo que sea sexo o libertad personal verán en ella el mal y, por tanto, la señalan como bruja. El director nos muestra a esta mujer como una desquiciada, una pobre loca que intenta seducir al hombre con una magia que no funciona, pues nunca consigue el ansiado amor. Su educación cristiana y represora hace que su deseo sexual sea visto por ella misma como algo maligno, pero aún así no puede evitar dejarse llevar por él. Pero en algunos momentos existe la posibilidad de que esté realmente poseída, como se ve en la escena del exorcismo, o que tenga poderes, al ver un fantasma o sentirse sugestionada por un árbol donde se ahorcó un hombre. Por tanto, Brunello Rondi nos plantea la dualidad de si está loca y todos sus actos son producidos por la locura o si en realidad es una “bruja” poseída por el diablo.
El hombre objeto del deseo también es un hipócrita, ya que la desea, pero no la quiere en matrimonio, prefiriendo una mujer sumisa, e intentará deshacerse de ella de cualquier forma posible. El director y los guionistas nos muestran que la bruja es la única víctima, del pueblo y de su propia moral represora, es la diferente que no es aceptada por el mero hecho de ser ella misma. Y al final, como en Dies Irae (Vredens Dag, 1943) de Carl Theodor Dreyer, con la que este film tiene varios puntos en común, salvando las distancias, es el pueblo quien hace la ley y castiga a los transgresores por muy inocentes que sean. Así, las mujeres de ambas cintas son traicionadas por sus amantes.
La fotografía de un realismo sepulcral, es un filme muy crítico al machismo, las costumbres tradicionales o la cobardía, un filme de excelente factura en todos sus aspectos, rodada de forma muy elegante en todos sus encuadres.
Sin duda un filme que emociona y demuestra lo que verdaderamente es el séptimo arte.
Lo Mejor: Todo.
Lo Peor: Que sea poco conocida.
Un 10.