Título: Cuento de Navidad de Disney
Director: Robert Zemeckis
Guión: Robert Zemeckis
Producción: Walt Disney Pictures
Música: Alan Silvestri
Actores: Jim Carey, Colin Firth, Gary Oldman, Fionula Flanagan, Bob Hoskins, Robin Wright Penn
Año: 2009
Duración: 95 minutos.
Fecha de estreno: 13 de Noviembre
Que cine y literatura tienen escarceos amorosos y mayor o menor éxito en lo que a criaturas nacidas de esa relación se refiere, es algo que ha pasado y pasará siempre. Por que en el fondo lo que ambas buscan siempre es algo tan simple como contar historias. También es igualmente cierto que alguna de esas historias (contadas con los dedos de una mano), es capaz de conectar con el espíritu de cada generación, de manera que cada cierto tiempo se revisita con un nuevo punto de vista.
Este es exactamente el caso del clásico (por algo tendrá esta coletilla oída cientos de veces) de Charles Dickens, cuyo argumento es de sobra conocido por todos (o al menos, debería de serlo) y cuya acción ocurre en esa noche, tildada de mágica por muchas personas, que va de la Nochebuena al día de Navidad.
Y para esta ocasión, esa mirada especial se ha puesto, literalmente, gafas, que son las que necesitareis para disfrutar de la película tal y como está concebida, ya que es una de las primeras en usar de la tecnología en visión tridimensional para hacer más cercana la experiencia contada en la historia.
Esto, que puede parecer un acierto, tiene la gran desventaja de todas las películas rodadas bajo este mismo supuesto, a saber, el estar lastradas por ciertos planos que tratan de explotar esa técnica pero que en la mayor parte de los casos son innecesarias y metidas con calzador en la trama, en lugar de usar la técnica adecuada para cada momento de la película.
En descargo de Zemeckis, y a fuerza de ser sincero, este si que logra, en momentos puntuales de la película, aunar técnica e historia, haciendo que una forme parte de la otra y consiguiendo lo que se debe de perseguir con toda técnica cinematográfica que se precie.
La cinta se deja ver muy bien, ya que Zemeckis consigue hilvanar una historia que, lejos de anidar en las fantasías infantiles de su público potencial, expone de manera adulta pero superficial, los motivos de ser de los personajes, lo emborrona las explicaciones para un personaje como Scrooge.
Aunque se trate de una historia conocida y por tanto, en principio, poco atrayente, la misma técnica informática es la que la hace interesante, permitiendo poner la cámara literalmente donde sea y conseguir visiones diferentes de personajes y situaciones harto conocidas.
Pero Zemeckis tiene un legado en la ciencia-ficción y el terror que se remonta hasta los últimos y gloriosos veinte años del siglo pasado. Esto se nota sobre todo en la escena de la aparición de Marley y que es un excelente ejemplo de cómo usar el tempo narrativo y los elementos no visuales de una escena como catalizadores de una escena de este tipo.
Igualmente logra lo mejor de la visión tridimensional en algunas escenas, enriqueciendo la experiencia visual. Pero todo esto no serviría de nada sin la grandísima actuación de sus actores, como Gary Oldman, que a pesar de ser un personaje hecho de unos y ceros, consigue, sobre todo en la escena de las navidades futuras, transmitir que una actor es mucho más que carne y hueso.
Igualmente, se deja entrever que aunque técnicamente la película sea brillante, algunos personajes secundarios no estan realizados con el mismo detalle que algunos de los principales.
Esto evita que las escenas en las que aparecen no consigan esa sensación de realismo mágico que impregna el resto de la cinta. Y aunque no lastran demasiado el conjunto final, no hubiera estado de más cuidar todos los detalles, máxime en una producción de este tipo.
No es que los actores no hagan creíble la cinta hasta en sus momentos más fantasiosos, si no todo lo contrario, como cuando Bob Hoskins baila satirizándose a si mismo. Pero al igual que Oldman, sabe mantener la dignidad incluso en esos momentos.
Incluso Carey, que se cuadriplica para dar lugar tanto a Scrooge como a los fantasmas que le atormentaran durante esa noche en un extraño ejercicio interpretativo en el que uno de los menos agraciados es el propio protagonista, logra que su interpretación del fantasma de las Navidades pasadas sea, a falta de otras palabras, bella, y difícil de creer que provenga del hombre que un día dio vida a La Máscara.
En resumen, una buena película que gustará a los niños y a los que buscan entender un poco más el espíritu humano, técnicamente alejado de revisitaciones anteriores y con un buen puñado de actores dando vida a unos personajes culturalmente míticos, y que no desaprovechan la oportunidad de revestirlos con una nueva capa de humanidad. Y si el resultado puede que no sea todo lo redondo que podría haber sido, si que al menos es una película que no deja indiferente, si no buen sabor de boca, lo cual no es agua de borrajas si además puedes ir a verla con toda la prole.