Obra maestra del género de la ciencia ficción política (Premio Eisner 1991 a la mejor serie), Norma decidió hace un par de años reeditarlo en un tomo único al igual que ha hecho con otras grandes obras, como V de Vendetta, Ronin o el Watchmen.
Frank Miller y Dave Gibbons, dos autores dispares por completo, ya eran reconocidos por sus trabajos cuando decidieron unirse para realizar esta obra. Miller había revolucionado con su Dark Knight el cómic adulto y Gibbons había hecho lo mismo con el genial Watchmen (junto a Alan Moore).
La historia es sorprendente. Miller y Gibbons llevan la vida americana a sus extremos para crear un futuro totalmente posible a pesar de la radicalidad con que tratan todos sus aspectos. Ya el subtítulo de esta primera etapa de la vida de la protagonista resulta irónico: Un sueño americano, cuando lo que tenemos delante es el final del imperio americano, rendido ante el poder del capitalismo que tanto ha potenciado.
En algún momento de la historia, la gente que vivía en barrios marginales ha sido encerrada en campos de concentración, gente de color, hispanos y todas aquellas personas “inadaptadas” viven en ghettos tercermundistas lejos de la publicidad que se dan en los estados unidos de país libre. En este futuro nadie tiene derecho a seguridad social, los enfermos son eliminados de las calles como si se tratase de ratas. El pueblo indio, con un toque de humor negro, sufre una decoloración en sus pieles y se ven obligados a teñirla de rojo para ocultar el tono gris que las emanaciones tóxicas les han producido. Las chicas playboy son ahora enfermeras clonadas con un inestable carácter que las convierte en auténticas muñecas asesinas. Y así todos los iconos del pueblo Americano son transformados una y otra vez en imágenes distorsionadas de lo que alguna vez fueron.
Los habitantes del ghetto en el que se encuentra la protagonista (Martha Washington, el mismo nombre que la mujer de cierto presidente), sufren lo que podría llegar a ser su vida llevada, una vez más, a un futuro posible. Su vida allí es una lucha constante: utilizados como conejillos de indias para experimentos salvajes y como víctimas de agresiones sexuales por parte de los guardias, su único modo de salir de allí es enrolarse en los PAX, algo así como un cuerpo de Marines. La captación de reclutas, muy similar a lo que pudimos ver en Starship Troopers (Paul Verhoeven, 1997), se muestra como un ejemplo de patriotismo y una salvación. Sin embargo nada está más lejos de la realidad, el mundo está en guerra por culpa de los intereses de las grandes multinacionales que tienen su propio ejército armado y que actúan por encima de las leyes abiertamente.
La guerra del Amazonas es una masacre absurda. Los enemigos pilotan grandes muñecos publicitarios de hamburgueserías, responsables de la aniquilación de los árboles para producir sus hamburguesas a costa del pulmón del mundo (la viñeta del soldado de PAX empalado por la hélice del helicóptero derribado es impresionante).
La lucha por el poder de la nación americana, llevará a la ruptura del país en pequeñas naciones, todas ellas enemistadas entre sí y radicales como la obra misma. Un presidente débil, que es asesinado como si de Julio César se tratase por aquellos que lo habían estado manipulando, es parte de la mecha de esta ruptura.
Así vemos países tan delirantes pero a la vez tan posibles como Florida que termina unida a Cuba, un país dirigido por la ex del presidente, donde reinan las feministas, otro dirigido por gays radicales, o un país dirigido por beatos donde está prohibida hasta la comida rápida, la música rock y la pornografía.
Al final, la protagonista tiene que salvar el mundo, con la ayuda de un jefe indio y un mutante. Algo que en un principio parece quedarle demasiado grande, pero que nos ofrece un vistazo al valor humano, demostrando que el corazón de una persona noble puede llegar a ser más fuerte que esta sociedad hipócrita e interesada.
El resultado es una historia magistralmente narrada, con el guión de Miller ácido y crítico, y el dibujo de Gibbons realista y un poco más ágil que en otras obras que ha realizado.
Posteriormente se pudo disfrutar de dos sagas más, de mucha menos calidad. A pesar de repetir equipo creativo, las historias no son tan críticas y carecen del atractivo de Un sueño americano, dejando al lector con ganas de releerla una vez más.
Sin lugar a dudas, un cómic que no dejará a nadie impasible.
Vie Ago 01, 2008 3:48 pm