MiniCrítica de“Un tipo serio” por Daniel Rodríguez Sánchez–GeckoBrother-

Joel y Ethan Coen, figuras indiscutibles del mejor cine independiente americano, pueden presumir de haber tocado todo tipo de géneros en su carrera, saliendo bien parados en cada uno de sus incursiones por multitud de ellos. Quizá donde más cómodos se sientan es en la comedia freak y delirante, consiguiendo con “Un Tipo Serio” uno de sus productos más extraños, pero que huele a Coen más que nunca. Es como si después de “No Es País Para Viejos” ambos directores sintiesen que han cumplido con la industria, realizando a partir de entonces productos menos convencionales que inevitablemente llevasen su sello. Y es que tras la tronchante “Quemar Después de Leer”, una comedia con toques de intriga tan particular y genial como incomprendida, pero que supo a poco para muchos de sus seguidores, algo nos hacía ver que llegaría un producto 100% Coen, y así fue. “Un Tipo Serio” es probablemente de lo más surrealista que han rodado, pero que da de lleno al ofrecer un universo de personajes puramente Coen, que nos hace recordar inevitablemente a su película de culto, “El Gran Lebowsky”.


“Un Tipo Serio” tiene la estética, puesta en escena y abanico de personajes que uno pueda esperar de una gran película de los hermanísimos. Con un ritmo tremendamente lento pero que sin ser algo que perjudique a la cinta produce el efecto contrario, ya que aporta a la trama la captación necesaria que la película necesita para empatizar con el espectador en esta reflexión sobre el judaísmo que Joel y Ethan ofrecen. La película goza de la estructura narrativa perfecta para explicar su contenido, que no es ni más ni menos lo que significa pertenecer al judaísmo, pero de una forma totalmente respetuosa, haciendo que la ironía presente en todo el metraje nos haga ver con una sonrisa en los labios como la religión influye y condiciona a sus practicantes. Y es que los Coen son únicos en dotar a sus películas de esa mala baba tan elegante, utilizando el humor ácido de una forma tan personal.


La película es totalmente impredecible (bocas abiertas en la sala con el principio y el final) y muy engañosa. A primera vista parece un experimento, un divertimento con el que matar los tiempos muertos entre película y película que hagan para Hollywood (algo en lo que un compañero de generación de Joel y Ethan, Steven Soderbergh, es todo un experto) pero al terminar el visionado y reflexionar un poco sobre lo que acabamos de ver, nos damos cuenta que “Un Tipo Serio” es todo un ejercicio de estilo, una película que los Coen hacen para sus fans, los incondicionales a su particular visión de la vida en clave del humor más mordaz.