Uno de los géneros que ha tenido más altibajos en el mundo del cómic es sin duda el del terror. Ha pasado por modas y pocas han sido las series que se han mantenido de manera regular sin que la gente se canse.
Todas las editoriales han probado, algunas con personajes suyos como es el caso de la cosa del Pantano de DC.
Otras con personajes archiconocidos, como Marvel:
Y alguna rareza que no llegó a nuestro país.
Pero el cómic de terror siempre se ha caracterizado por ser repetitivo y terminar cerrando las series. Clásicos como Creepy o Dossier Negro se han convertido en nombres míticos, pero aquellos que los recordamos también recordamos que el planteamiento era siempre el mismo y cansaba al final.
Quizás el máximo mérito de estas series (al menos de Creepy) es la época en las que en España salieron, al igual que Vampus (una recopilación de historias de CreepShow). Aún en plena dictadura Franquista estas revistas eran un soplo de libertad y los Españoles las devoraban con ansiedad. Muchos grandes artistas pasaron por sus páginas y a pesar del argumento repetitivo, era un vistazo a algo desconocido, alimentando la imaginación de las personas que habían visto como hacía unos años se había encubierto (o se había sacado partido) al asunto de las Caras de Bélmez.
Otros sucesos habían despertado la curiosidad de los Españoles por lo paranormal y el terror, fueron numerosos los acontecimientos extraños, los avistamientos y los sucesos que hicieron de estas revistas una salida a su curiosidad. Curiosamente la dictadura no impidió su venta.
Con el tiempo y la llegada de la democracia estos cómics fueron perdiendo sus adictos, los compradores fueron decantándose más por las numerosas nuevas publicaciones cargadas de tintes eróticos, como es el caso de la serie ‘Los Ángeles de Charlie’, que contaba con su adaptación al cómic erótico (y que de pequeño pude leer... a escondidas por supuesto).
A los que siguieron series de origen nacional, pornográficas que combinaban los más variopintos géneros, como el porno y el gore, o el porno y las películas, de una calidad lamentable que hoy han caído en desuso.
En ese momento fue cuando todas las colecciones de terror de Marvel y DC llegaron a nuestro país, coincidiendo con la llegada de las películas de la Hammer y sus monstruos clásicos. A pesar de la calidad de muchas de estas historias no se encontró un mercado duradero, ni aquí ni en su país de origen y solo las que contaban con autores de calidad indiscutible fueron capaces de mantenerse, aunque siempre se ha tratado de personajes casi superheroicos mas que terroríficos.
Con el resurgimiento del cine de terror han nacido varios intentos de llevarle al público de nuevo obras del género.
El terror no es fácil de conseguir en un cómic, donde el ritmo narrativo lo es todo para conseguir generar algo de tensión o miedo y hay pocos autores capaces de conseguirlo.