¡Hola a todos!
Os presento una sinópsis de mi última novela "LA PUERTA DE LOS SUEÑOS". Son más de 130 páginas... así que he decidido presentaros un esbozo del paisaje que se desplega como las alas de una mariposa entre sus páginas...
¡Un saludo!
LA PUERTA DE LOS SUEÑOS
"Agazapadas e inertes en el asiento trasero de un majestuoso Cadillac abandonado, ocultas bajo un sucio manto de escoria, polvo, inmundicia y periódicos arrugados de épocas pretéritas, Miranda y Bárbara son testigos providenciales de una maquiavélica conjura urdida por Edgard y su cuadrilla de matones en la clandestinidad de un garaje en penúmbras de la antigua estación de tren de un pueblo llamado "Arlequín".
"El diario de Brenda J.Parks emergió de las entrañas del Cadillac como una plegaria desesperada o una llamada de socorro"
"Una ermita en ruinas alberga en su infecto vientre el hediondo aliento de la putrefacción que dimana de la decadencia, miseria y corrupción del alma humana"
"Manfred Böher, un lunático terapéuta endiosado, atrapado en su particular celda de piedra de su irrefrenable demencia y egolatría, ha diseñado un atroz programa de rehabilitación denominado "La puerta de los sueños" que pretende reciclar las conductas anómalas, reprobables o indeseables para la sociedad por medio de terapias aberrantes y vejatorias"
"Paraíso Alto encierra en su idílico nombre una amenaza de ponzoñosa naturaleza"
"Mientras libaba los jugos pegajosos de una piruleta negra con forma de calavera, abstraída en turbias maquinaciones que rotaban en una espiral de tortura y humillación, Minerva jugaba con la mecha prendida de un rudimentario artefacto explosivo... Podía imaginar con morboso regocijo los cuerpos desmembrados de Edgard, la insolente Brenda y las empalagosas lesbianas con aires de estrellas del rock esparcidos como esporas por Paraíso Alto..."
"... Tienes razón Miranda. Son unos homicidas perturbados y hace ya muchos años que se hallan fuera de control; sin embargo, no lo dudes ni por un instánte, de todos ellos Minerva es la peor..." -Sentenció Brenda con total convicción. El gesto solemne, triste y horripilado de su semblante exangüe y lívido, su mirada vacua y perdida, le heló la sangre a Miranda, quien sobrecogida por la intensidad de aquella confesión tan sólo podía asentir y coger su mano para reportarle al menos un mínimo de calor sobre su piel fría e insensible a su tacto...-